domingo, 20 de junio de 2010

Fomentar la cooperación en lugar de competencia

Cambiar el modelo de relación dentro de la empresa

Estamos viviendo cada vez más bajo la presión de un sistema de relaciones entre personas, entre departamentos, entre organismos, en los que el valor preponderante es la competencia. La cooperación brilla por su ausencia.

Las grandes empresas gestionan las personas de forma que fomentan una competitividad cuyos resultados no benefician ni a las personas ni a la organización. Esta forma de relación, lejos de aportar algún valor positivo para la empresa, es la causa de una creciente ineficiencia.

Una empresa es una red de personas, grupos, departamentos, proveedores, asociados y personas, con una gran interdependencia, que trabajan (o deberían) para el logro de un propósito común.

Aunque los esfuerzos de cada grupo en una empresa, tienen una fuerte interrelación entre sí, estos esfuerzos no suman en la misma dirección si no hay cooperación para el logro del propósito común.

Hay miedos, egoísmos y fines individualistas que lejos de fomentar la mejora de la organización, crean competitividades artificiales para sacar rendimientos individuales. También la incompetencia puede camuflarse creando competencia entre los miembros del propio equipo –mientras ellos se pelean no me supondrán un peligro-.

Cada grupo tiene sus propios objetivos y, llevados al límite, para alcanzarlos puede destruir otro grupo y finalmente la empresa. Si al departamento de compras se le exige reducir el “coste” de compras en un porcentaje, ello irá de por si en contra de los objetivos de producción y del cliente. El departamento de compras de una empresa puede fácilmente cumplir con un objetivo de ahorrar dinero del “primer coste” produciendo grandes pérdidas desde el almacén a la atención al cliente, es decir, en detrimento de la empresa.

Para agravar más la situación, las empresas grandes de difícil gestión, se reorganizan distribuyendo algunas de sus áreas como “centros de beneficio”. Cuando los componentes de la empresa alcanzan niveles de egoísmo, motivado generalmente por el estilo de dirección, sus miembros son puros competidores y finalmente los centros de beneficio independientes no cooperan, se ha plantado la semilla de la mayor ineficiencia y de la destrucción de la empresa. Es solo cuestión de tiempo.

La solución está en promover la cooperación. Pero para ello hace falta un estilo de dirección que promueva esta cooperación, y para ello hace falta que esta dirección entienda y sepa explicar el propósito de la organización y el plan que tiene para alcanzarlo (si lo tiene). Que el logro del propósito común, será bueno para el conjunto y para todos los individuos. Los objetivos individuales o de grupo deben eliminarse porque son el primer obstáculo, auténtica barrera para la cooperación.

Un buen símil es una orquesta. Debe estar formada por los mejores músicos. Largos periodos de ensayo, bajo la tutela del director, para compenetrase en un trabajo de colaboración y lograr un propósito: una buena sinfonía.
Pero, ¿qué ocurriría si cada músico quisiera destacar?. El fracaso de la orquesta y una mala sinfonía. Esto es donde nos lleva la forma de relación egocéntrica y competitiva que se está promoviendo en las empresas.

La sinfonía empresarial cada vez suena peor.

2 comentarios:

  1. Este comentario se publica a petición de Marc Navalón, remitido en nota a fecha de hoy:

    "Jordi,
    El artículo "Colaboración frente a Competencia" me ha gustado mucho. Quería poner un comentario, pero no tengo ninguna de las herramientas de publicación del desplegable. Te lo pongo a continuación, por si lo puedes/quieres insertar:
    "Excelente y muy oportuna reflexión, Jordi.
    He tenido que trabajar bajo estilos de dirección que fomentan expresamente la competencia interna entre empleados y entre grupos. Como bien señalas, ello provoca ineficiencia, pero también provoca malestar entre las personas, que se suelen sentir injustamente comparadas con los demás. Aunque esta práctica logra resultados a corto plazo, va erosionando la motivación y el compromiso de los empleados.
    También me parece muy oportuna la metáfora de la orquesta aplicada al mundo de la empresa. Demasiado a menudo he visto cómo la persona "que lleva la batuta" (el director) no comunica adecuadamente a los músicos qué música se tiene que interpretar (concerto? sinfonía? ópera?...). Esto hace que cada músico traiga (e interprete) su propia partitura. También he visto como el director no comunica adecuadamente el tempo de la interpretación (adagio? allegro ma' non troppo?...). Para acabarlo de arreglar, he visto también cómo el director encarga al virtuoso del violín que se ponga a la percusión, al experto en vientos que se ponga al piano o a su amigo el percusionista que haga el solo de violín... Resultado de todo ello: más que música suena ruido y el auditorio (clientes, accionistas, proveedores...) acaba por desconectar. Fácilmente no volverán a acudir a escuchar a esa orquesta.
    Como también señalan otros artículos de tu blog, en los tiempos actuales urge hacer cambios. Sin embargo, los cambios requieren líderes y los líderes tienen unas cualidades específicas que no tienen la mayoría de mánagers. Pero esto último ya da para otro debate."
    Una abraçada,
    Marc"

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  2. Me gusta mucho el simil de la orquesta, tal vez sea porque he sido victima de la competitividad mal entendida.
    Es una idea constructiva y siempre he soñado con verla hecha realidad, tal vez sea TU OPORTUNIDAD.

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